Vivir en Ñuñoa es hacerlo en una comuna con identidad y que aún mantiene esos aires de barrio y vida familiar que se escapan del escenario típico de las grandes ciudades.
Se trata de una zona que lo reúne todo: comercio, servicios, conectividad, colegios y universidades, oferta gastronómica y cultural, y por supuesto, el Estadio Nacional, lugar de importantes actividades deportivas y recreativas.
Ñuñoa es conocida por ser una zona muy diversa, donde encuentras desde la bohemia santiaguina, con la popular Plaza Ñuñoa como su principal punto de interés, la cultura, con variadas salas de teatro y centros culturales, hasta una muy poco común mezcla de lugares de culto que incluyen templos evangélicos, católicos, una iglesia griega ortodoxa y una mezquita.
Si de vivir en Ñuñoa se trata, esta comuna es una buena alternativa si lo que quieres es una zona no tan cara dentro del sector oriente de la capital.
Barrios en Ñuñoa
Desde los sectores más bohemios hasta las arterias comerciales más importantes de la zona centro de Santiago. Aquí cada barrio cuenta con su particular identidad, aportando una rica diversidad a esta tradicional comuna.
Desde los sectores más bohemios hasta las arterias comerciales más importantes de la zona centro de Santiago. Aquí cada barrio cuenta con su particular identidad, aportando una rica diversidad a esta tradicional comuna.
Plaza Ñuñoa
En el corazón de la comuna, es síntesis perfecta del espíritu de Ñuñoa: Vida residencial, plazas y parques, circuito de bares y restaurantes, todos lugares de encuentro de familia y amigos.
Irarrázaval
La Av. Irarrázaval, la principal arteria de Ñuñoa, es un importante polo comercial que concentra tiendas, comercio callejero y servicios varios, que los ñuñoínos y visitantes de otras comunas, suelen visitar.
Suárez Mujica
Declarado Monumento Nacional en la categoría de Zona Típica, este tradicional sector nacido en las primeras décadas del siglo XX destaca con su arquitectura fuertemente influenciada por las colonias migrantes de la época.
Plaza Sucre
Una zona típica –que en realidad se llama Guillermo Franke– construida en su mayoría durante los años ‘30, que mantiene y defiende la vida de barrio, con comercio a pequeña escala.
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